viernes, 30 de septiembre de 2011

Esos locos que enseñan


No lo puedo mejorar. ¿O tal vez sí?. En mis manos han caído estas reflexiones que me han dado qué pensar. Resume toda una vida dedicada a la enseñanza, y da igual que sean maestros, o profesores de Secundaria, o de Formación Profesional. Todos son uno a la hora de dedicarse a enseñar, a educar, a formar, a instruir. Agradezco al anónimo que lo redactó, y le pido permiso para pulirlo un poco y darlo a conocer a quien me lea desde aquí.

Esos locos que enseñan. Yo los conozco. Los he visto muchas  veces. Son raros. Algunos salen temprano por la  mañana y están en el cole una hora antes. Otros salen del cole unas horas más tarde porque tienen  entrevistas con los padres que trabajan y no pueden acudir a otra hora. También los hay que recorren todos los días más de 100Km de ida y otros tantos de vuelta para llegar puntuales. Para dar ejemplo, dicen. Están locos estos que enseñan.

         En  verano les dan muchas vacaciones, dicen, pero no desconectan. Piensan en sus clases, preparan tareas para el  curso siguiente, se van a hacer cursos de perfeccionamiento, estudian en casa, los llaman para oposiciones…

En invierno hablan  mucho. Siempre llevan caramelos de miel y limón  en los bolsillos. Otros van con una botella de agua. Su garganta siempre está dolorida, pero siguen explicando y enseñando. A veces fuerzan su voz, pero siguen transmitiendo sus conocimientos con  cariño e ilusión. Yo los he  visto. No están bien de la cabeza.

Salen de excursión con sus alumnos y se encargan de gestionar autorizaciones, recogida de dinero y responsabilidad  extra para atender a tantos fuera de sus casas… ¡y que no les pase nada!

¿Qué será de ellos? Por la noche sueñan con el colegio, se  les aparecen planetas, ecosistemas y personajes  históricos. He escuchado que llegan cargados  con cuadernillos y exámenes que han corregido la tarde anterior en su  casa. En sus horas libres.¡Qué cosas!

Son mujeres y hombres, casados, solteros, de diferentes edades, pero  a todos les apasiona su trabajo, ver crecer a  sus alumnos, ayudarlos y conseguir de ellos ciudadanos competentes.

Los he  visto muchas veces. Están mal de la cabeza. Algunos  dicen de ellos que viven muy bien; pero les han  recortado el sueldo y siguen trabajando incluso  más que antes. Algunos no miran ni su nómina porque su  pasión por la enseñanza los hace ciegos a pensar en el cobro.

Disfrutan con lo que  hacen, aunque haya padres que no los valoren,  les critiquen e incluso les quiten autoridad, (a veces hasta les agreden), pero ellos siguen hacia adelante.

Están mal. Por las  tardes quedan para hacer cursos de formación y no  les importa perder tiempo de su ocio para  reciclarse. Y llegan a la hora de cenar. Se pasan muchos fines de semana en casa corrigiendo y estudiando. ¡Qué raros son!.

Dicen que son  autocríticos y que hacen balance de sus  experiencias educativas. Que se ponen tristes cuando  no salen las cosas como esperaban. Pero solo les dura un minuto. S
e  alegran cuando sus alumnos  avanzan. Y se apenan cuando no aprovechan el tiempo.

Hay quien dice que hasta les han disparado con una pistola. ¡Qué exagerados! ¿Quién querría matar a un ruiseñor?


Va Pensiero


En una reciente representación de la Ópera Nabucco en Roma, y tras el coro Va Pensiero, que simboliza para los italianos la rebelión contra la opresión de los Habsburgo y el inicio de la unidad de la Italia moderna, el director Ricardo Muti, detectando una atmósfera especial en la sala, se volvió hacia el público y lo arengó a no callar más ante la vergonzosa situación política del país. Después de eso animó al público a que cantaran juntos. Bello, y valiente.

VALIENTE,  porque en el palco de honor estaba Berlusconi, celebrando el 150 aniversario de Italia.


Traducción: (más o menos libre)

El 12 de marzo Silvio Berlusconi ha tenido que enfrentarse a la realidad. Italia celebraba el 150 aniversario de su fundación y en esta ocasión fue dada, en la Ópera de Roma, una representación de lo más simbólico de esta unificación: la Ópera “Nabucco”, de Giuseppe Verdi, dirigida por Riccardo Muti. Verdi y Nabucco es tanto música como política: se refiere al episodio de la esclavitud de los judíos en Babilonia, y la famosa canción "Va pensiero" la canta el coro de los esclavos oprimidos. En Italia, esta canción es el símbolo de la libertad, que en la década de 1840 - época en que la ópera fue escrita - Italia estaba oprimida por el Imperio de los Habsburgo, y luchó hasta su unificación.

Antes de la representación, Gianni Alemanno, el alcalde de Roma, subió al escenario para dar un discurso denunciando los recortes en el presupuesto de Cultura del Gobierno. Alemanno es miembro del partido gobernante y un ex Ministro de Berlusconi.

Esta intervención política, en un momento cultural de lo más simbólico para Italia, causó una inesperada sorpresa en Silvio Berlusconi, que asistió a la gala.

Según informó The Times, Riccardo Muti, director de orquesta, cuenta que fue realmente una noche  revolucionaria. "Al principio hubo una gran ovación entre el público. Entonces empezamos la ópera. Funcionó muy bien, pero cuando llegamos a la famosa canción “Va Pensiero”, inmediatamente sentí que la atmósfera era tensa entre el público”.

“Hay cosas que no se puede describir, pero lo sientes. Anteriormente, el silencio del público prevaleció. Pero en el momento en que el público oyó que comenzaba “Va Pensiero”, el silencio se lleno de un auténtico fervor. Podía sentir la reacción visceral de la opinión pública a los lamentos de los esclavos que cantan: "¡Oh, mi patria, tan bella y perdida!”

Cuando el coro llegó a su fin, el público pidió un Bis y comenzó a gritar "¡Viva Italia!" y "Viva Verdi!".  Los espectadores del gallinero (asientos situados en la parte superior de la ópera) comenzaron a arrojar papeles llenos de mensajes patrióticos. Algunos solicitando: "Muti, senador vitalicio".

Aunque ya lo había hecho una vez en La Scala de Milán en 1986, Muti dudaba en conceder un "bis" para el “Va Pensiero”. Para él, una Ópera debe desarrollarse de principio a fin. "No quise conceder simplemente un bis. Tenía que existir una intención muy particular. ", dijo.

Pero el público ya había despertado sus sentimientos patrióticos. En un gesto teatral, el director de orquesta subió a su podio, frente a su público y al Sr. Berlusconi, sucedió lo siguiente:

Después de varias llamadas para un "bis" de la "Va Pensiero" se hizo el silencio y se oyó entre el público: "¡Viva Italia!". El Director de orquesta Riccardo Muti contestó: “Sí, estoy de acuerdo con esto, "viva la Italia", pero...

[Aplausos]

Muti: …tengo muchos años y he vivido mi vida intensamente.Pero como un italiano que ha viajado mucho por el mundo, me avergüenzo de lo que ocurre en mi país. Así que acepto sus solicitudes de “bis” a "Va Pensiero" de nuevo. No es sólo por la alegría patriótica que siento en esta noche”. Luego se dirigió el coro que cantó "O mi país, hermosa y perdida" y continuó: “Pienso que si seguimos así, nos matarán la cultura en la que se construyó la historia de Italia. En este caso, nosotros, nuestra patria, sería realmente hermosa y perdida".

[Aplausos, incluyendo a los artistas de la escena]

Muti continuó: “Desde aquí reina un clima italiano que, Muti, yo mismo, anhelo desde hace demasiados años. Me gustaría ahora... creo que debemos dar sentido a esta canción. Como estamos en nuestra casa, el Teatro de la capital y con un Coro que ha cantado maravillosamente, y acompañado maravillosamente, si ustedes lo desean así, sugiero que se unan a nosotros para cantar todos juntos”.

Fue cuando invitó al público a cantar con el Coro de los Esclavos: Entonces hubo grupos de gente  levantándose como se levanta la casa de la Ópera de Roma. Y el Coro también se levantó. Fue un momento mágico en la Ópera.

Esa noche no era sólo una representación de Nabucco, sino también toda una declaración del Teatro de la capital para llamar la atención de los políticos".