martes, 5 de julio de 2011

Nuestra voraz escavadora



...El depósito de aguas de Cuatro Caminos...El teatro Bretón...La fachada del Gran Hotel…Las casas de la Muralla... El bunker de Franco en el Palacio del Obispo… La fachada principal del cuartel de Infantería “Julián Sánchez “El Charro”…

… Y ahora… ¿Tanto estorba la pesquera y molino de Tejares que lo tienen que derribar? No será por falta de agua ni de modernos métodos de limpieza y oxigenación de sus aguas. Y aunque así sea, hay otros métodos (estamos en el siglo XXI, señores) para solucionar los problemas que no sea derribar y derribar.

El depósito de Cuatro Caminos (vulgo de los bomberos) era una joya en hormigón armado de la arquitectura modernista de principios de siglo pasado, como el Mercado Central o la casa Lis; El Teatro Bretón fue una construcción emblemática de Salamanca, con categoría e Historia, mucho más que el pequeño teatro del Liceo, construido éste en el año 2002 derribando todo lo que había del anterior y dejando el solar como la calva de José María Íñigo; La fachada del Gran Hotel, aunque de este siglo, se merecía un destino mejor que el ignorado de ahora: ¿No era mejor esa fachada que la anodina de ahora, además de horrible e impersonal? (aquí el arquitecto se lució). Las casas de la muralla también existen más allá, en las Tenerías, y no por eso hay que derribarlas; El Búnker de Franco, en el Palacio del Obispo, era la única muestra de construcción militar en el casco urbano de Salamanca, con igual historia o más que el propio palacete. La fachada del cuartel de Infantería se nos fue en aras del mercantilismo estilo Corte Inglés y demás construcciones anejas (mira que hay sitio en Salamanca para estas cosas, sin tener que derribar lo bien construido y mejor historia). Otro día hablaremos más de todos ellos, porque cada uno de ellos se merece una página aparte.

Parece ser que ahora le toca a la Pesquera y Molino de Tejares, que son de las pocas piezas únicas de nuestro Patrimonio fluvial, junto con los dos molinos de Salamanca, en la aceña del Arrabal (abandonado a fecha de hoy ¡qué pena!) y en la aceña del Muradal, hoy felizmente restaurado (menos mal) y habilitado como casino, restaurante, hotel y museo de la maquinaria del antiguo molino de harinas. Sí han querido también conservar y restaurar el muro de los juzgados de Colón, antes cuartel de la Guardia Civil y antes Patio del antiguo convento de la Santísima Trinidad, pero no otros muros de otros conventos ya desaparecidos o restaurados de Salamanca. ¿Porqué unos sí y otros no? Aún me acuerdo, emulando a mi buen maestro y mejor profesor de Arte de esta Universidad D. Julián Álvarez Villar, de los desaparecidos conventos, y sus muros, de las “Carmelitas descalzas (salvo su iglesia), de Las Franciscas, de las Bernardas, los patios del Colegio mayor del Rey, del Trilingüe, la casa de San Vicente Ferrer, las casas de Castellanos y Tejedas de la calle del Prior, el convento del Corpus Christi casi en su totalidad…” (Jaime Pinilla González. El arte en los monasterios y conventos despoblados de la provincia de Salamanca. Ediciones Universidad de Salamanca. 1978).

¿Serán la Aceña y molino de Tejares las próximas víctimas de la piqueta, o mejor, de la excavadora que devoró el Teatro Bretón últimamente, por nombrar una de sus víctimas? A buen seguro que sí, conociendo el afán de modernizar todo lo que se pone por delante. Y es una pena, porque después le tocará el turno a la aceña de entrepuentes de Salamanca, y después… ¡Salamanca ciudad de cultura!

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